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Lo hemos dicho un millón de veces: las fases de lavado son la parte más importante de cualquier proceso de detallado, ya sea el mantenimiento rutinario, la limpieza periódica a fondo o la preparación de otras fases de detallado del coche, como la descontaminación de la pintura. En muchos sentidos, también es la única parte del proceso en la que corremos el riesgo de causar daños nosotros mismos, como los temidos swirls, arañazos y abrasión en las capas de protección aplicadas previamente, en lugar de trabajar para corregirlos. Además, incluso si estamos planeando reparar la pintura de nuestro coche más tarde, no tiene sentido complicarnos la vida poniendo más defectos durante el trabajo sobre mojado, ¿verdad?
La buena noticia, sin embargo, es que el proceso de lavado seguro del coche es sencillo y prácticamente el mismo conduzcas lo que conduzcas. Así que, aquí está nuestra guía más detallada sobre cómo se hace, qué hay que tener en cuenta, y todas las razones por las que el lavado seguro es el paso básico más importante de todos:
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Desde nuestro punto de vista como usuario, puede que no sea lo más agradable lavar un coche con frío y nubes, o levantarse temprano para hacer el trabajo, pero sin duda es mucho mejor cuando se trata de eliminar la contaminación y suciedad de las superficies de la forma más segura posible.
Ahora bien, todos sabemos que no se debe limpiar un coche bajo la luz directa del sol, o mientras el vehículo esté caliente al tacto (todos lo hemos leído en el envase de muchos productos de limpieza de coches) pero... ¿Por qué? La respuesta corta es para evitar el secado prematuro.
Cuando lavamos nuestro coche, ciertos productos de limpieza son esenciales para desincrustar los elementos contaminantes y liberarlos de las superficies de nuestro vehículo. Este es el proceso que permite a nuestro coche eliminarlos y, en el transcurso de nuestro trabajo en húmedo, utilizaremos una combinación de esta limpieza química, junto con un poco de limpieza mecánica (¡frotando amigos!). Técnicamente hablando, tanto los productos químicos de limpieza como el agua que utilizaremos en el aclarado son los agentes de limpieza, y no se debe permitir que ninguno de ellos se seque en el coche de forma natural, ya que les impide hacer su trabajo correctamente.
Moraleja: Realizaremos cualquier tipo de limpieza siempre a la sombra y con la pintura fría.
Este paso consiste en eliminar la suciedad más incrustada y las partículas de mayor tamaño (insectos, suciedad, barro…) antes de pasar al lavado en profundidad. De esta forma, el champú empleado en esa fase podrá trabajar donde más se necesite, en lugar de en la suciedad superficial que ya se podía haber eliminado antes con el mínimo esfuerzo. De esta forma, también eliminaremos el riesgo de swirls.
Es muy importante asegurarnos de limpiar los huecos de los paneles, los cierres, los espejos retrovisores y las tapas del depósito de combustible porque... también acumulan mucha suciedad.
Para esta fase, con la pintura seca pulverizamos 361 Todo Uso Coche o Limón Sport diluido en ratio 1:10 sobre toda la pintura del vehículo, de abajo a arriba, comenzando por los bajos del coche y terminando en el techo. Las pulverizaciones las haremos a una distancia de 40-60cm para asegurarnos un reparto homogéneo del producto. También podemos ayudarnos de cualquier tipo de dosificador automático o de máquina a presión para este proceso.
Tras 5 minutos dejando actuar (no olvidemos que éste es el momento perfecto para limpiar nuestras llantas con V60 Sport), una vez haya ablandado la suciedad aclararemos con máquina a presión, arrancando así las marcas de suciedad más adheridas a la pintura.
Ya con la pintura prelavada, procederemos a realizar una limpieza en profundidad. Para ello nos armaremos con un guante de lavado (Microfibra o Cordero), un cubo de agua y nuestro champú favorito.
Los cubos son parte del equipo esencial, pero en realidad son algo más de lo que parecen a simple vista.
Un cubo no es sólo un cubo, y existen buenas razones por las que tener los cubos de limpieza correctos (y de hecho, suficientes) puede hacer que nuestro lavado mecánico sea mucho más seguro.
Desde un punto de vista básico, los cubos deben ayudarnos a evitar esparcir la contaminación por el vehículo o transferir la suciedad a las superficies mientras lavamos. La forma más obvia de hacerlo es simplemente teniendo más cubos.
En el lavado de contacto, desde Sisbrill recomendamos utilizar dos cubos: uno para la solución del champú y otro para el agua de aclarado. La idea es que, una vez que se ha pasado el champú por la superficie del vehículo, algunas de las partículas serán recogidas por el guante (están diseñados para recogerlas en lugar de dejarlas en el vehículo), por lo que es mucho más seguro aclararlas en el cubo de agua limpia para evitar mezclarlas con el champú y correr el riesgo de transferir la suciedad al vehículo en la siguiente pasada. Básicamente, con un cubo adicional mantendremos la solución de lavado lo más limpia posible durante el mayor tiempo posible, algo que no se puede conseguir con un solo cubo.
Ahora ya hemos hablado de por qué necesitamos cubos de arrastre y los medios de lavado adecuados para nuestro lavado de contacto.
Champú Brillo Intenso es nuestro producto preferido, es potente con la suciedad pero tiene un pH neutro, por lo que no degrada ceras, selladores ni revestimientos. Contiene tensioactivos capaces de levantar y encapsular la suciedad, permitiendo una eliminación segura. Sin embargo, se diferencia de otros productos de limpieza en su efecto lubri-foam, el cual permite que cualquier partícula áspera y afilada (por pequeña que sea) se deslice y resbale sin entrar en contacto con la pintura. Obviamente, esto es vital para eliminarlas del coche de forma segura.
Pasemos al proceso de lavado propiamente dicho y, tan importante como el producto que hemos elegido, es el recorrido que vamos a hacer alrededor del vehículo. Se trata de evitar que la contaminación más intensa se extienda a las zonas más limpias y, a diferencia de la mayoría de los procesos de detallado, en la fase de lavado por contacto siempre debe empezar por limpiar las zonas menos contaminadas. En la mayoría de los casos, ésto implicará empezar por el techo y los laterales superiores, antes de pasar al capó, los laterales inferiores, el parachoques delantero y, por último, la parte trasera.
Añadimos en primer lugar dos tapones de Champú Brillo Intenso en uno de nuestros cubos de lavado por cada 5L de agua y preparamos nuestro cubo adicional únicamente con agua.
Con nuestro guante sumergido en el cubo de solución de champú, comenzaremos a realizar la limpieza mecánica, teniendo siempre en cuenta comenzar por el techo y finalizar en los bajos, trabajando por secciones. Podemos también emplear un pincel en las zonas poco accesibles o de tipo colmena como parrilla y bajos.
Para evitar que se formen swirls, debemos enjuagar la manopla después de cada pasada y lavar en línea recta en lugar de en círculos: ¡esta es siempre la forma más segura de lavar!
Después de un último aclarado muy minucioso para eliminar cualquier residuo jabonoso, la parte de mantenimiento del trabajo en húmedo queda completada. Así que, es hora de pensar si el siguiente paso es secar el coche y terminar con los detalles.
La idea es absorber el agua y las impurezas de la superficie (en lugar de empujarlas) antes de que las moléculas de agua tengan la oportunidad de evaporarse de forma natural. Esto evitará que se formen manchas de agua y rayas, y no hace falta decir que siempre debemos utilizar una toalla de secado específica para este trabajo.
Es muy sencillo, secaremos de arriba a abajo, o tratando primero las zonas que parezcan secarse. Lo único que hay que tener en cuenta es no apretar la toalla, agarrándola por las esquinas, a fin de evitar marcas. De esta forma, si por cualquier razón quedase alguna partícula de suciedad, al no apretar se introducirá dentro de las fibras de la toalla, evitando así arañazos profundos en la pintura.